Wednesday, September 26, 2007

Breve visita por San Gil, Capital turística de Santander

La historia de Bucaramanga fue definitivamente muy corta. Una ciudad calurosa con bastante tràfico en el centro; una plaza principal bastante descolorida, aunque con esa mezcla de lo neocolonial, clásico, tradicional de la montaña y palmeras tropicales.

Eso sí, la gente, de lujo. Persona a la que preguntaba algo, persona que me esperaba hasta asegurarse que me subiera al bus correcto. Pero dos noches fueron suficientes, y de hecho caminar por las calles de las zxonas habitacionales cercanas al centro me hizo pensar en Cancún, en Monterrey, en esos barrios de corte medio, con casa abiertas y portones que muestran sus interiores a causa del sol.

Visité un jardín botánico, en que hice unas fotos y después me fui a un centro comercial a ver el internet y conocer los derrieres bumangueses, como me dijo que se les llama a los habitantes de la ciudad, mi amiga Clara. Bonita mañana, bonita tu hermana, como dicen los del Jarabe de Palo.

Pero era demasiada ciudad, así que decidí ir a un sitio de nombre "Parque Nacional Chicamocha" para ver naturaleza y campo. Pero fui vilmente engañado, pues el sitio al que me recomendaron ir, no pasó de ser un parque temático en el que hay una muestra de cómo conseguir un lugar en la mitad de la montaña y montar ahí un sitio con buggies, chivas contaminantes, hamburgueserías, restaurantes, y senderos no interpretativos, sino caminos arriba y caminos abajo para llegar hasta un mirador que compite dignamente con el de la torre Eiffel (sólo que la torre Eiffel es del siglo XIX y no está en la mitad de la naturaleza, impactando ambiental y visualmente un sitio tan hermoso como el de la sierra de Chicamocha).

Debo las fotos, pues no las puedo subir en este momento, pero si alguna pregunta le tengo a mi amiga Clara (de Parques de Colombia) es cómo hace uno para llamar a un sitio que no es parque nacional, parque nacional, y si para hacer ese tipo de fiascos en la mitad de la nada, no piden estudios de impacto ambiental y exigen un mínimo de respeto para que las construcciones sean amigables con el medio, y no avienten el CO2 de las chivas a las personas que transitan por el camino de al lado.

Afortunadamente, alguien me había deicho que visitara San Gil... y oh, my goodness, my guinness (como los anuncios de Guinness en Irlanda). Es un sito que no dice gran cosa cuando llega por carretera, pero en el que, una vez que desembarcas en el centro, te encuentras con un pequeño pueblito con lindísimas mujeres, construcciones típicas con teja y techos blancos o ladrillo, y un montón de subidas y bajadas que hacen pensar un poco en Cusco, Antigua, Taxco o Valle de Bravo. Lástima que llegué un poco tarde, pero al menos pude visitar un poco y bueno, mañana visitaré su parque el "gallinal" o algo así... espero no resulte otro fiasco, pero por lo pronto, queda claro que este fin de semana ya pagó con sólo conocer San Gil.

Fotos, fotos, fotos... lo siento, vendrán en unos días, pues estoy en ciber.

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