Thursday, April 26, 2007

Visita a Arequipa: Carretera y convento de Santa Catalina. Fotos.

Todo comenzó saliendo desde Lima: a recomendación del amigo que me invitó, Juan, tomamos el servicio de Cruz del Sur, pues era el más seguro y eficiente. Pero como son las sorpresas en la tierra de Ribeyro, el autobús nos dejaría a la mitad del camino, justo en el kilómetro 47, escasamente a una hora de llegar a Arequipa.

Mientras esperábamos en el camino para que nos fueran a rescatar, el terrible calor apareció ante mí una increíble visión de aves paraqueñas. Acaso el culpable fuera el calor de la montaña, pero el asunto es que yo vi seres guaneros y pingüinos. Afortunadamente, las cámaras no mienten: acá las pruebas irrefutables.







El tiempo pasó y fuimos salvados por otro autobús de la misma compañía. Un poco más tarde estaríamos en Arquipa, dónde sólo alcancé a hacer una foto del centro de la ciudad, pero ya habría tiempo de más al volver.



Corrimos del centro de la ciudad hacia el centro de trabajo de Juan. Ahí, mientras esperaba, me entretuve observando un par de enormes libreros que contienen proyectos, planes, textos, colaboraciones, estudios, análisis, comparativas y no sé qué tantas cosas más. Me pregunté un poco si no serían demasiados y cuántos eran realmente necesarios si se trataba de poner los mejores a funcionar.



En Arequipa, era necesario hacer un poco turismo urbano, tantos días de campo lo hacen a uno pensar que la civilización también tiene su lado agradable, aunque a veces traiga contaminación, tráfico, desorden y gringos… el humano no siempre puede estar en la montaña.



En Arequipa, uno de los lugares más interesantes es el convento de Santa Catalina. Este lugar ha sido remodelado y ahora es un sitio museo con cafetería y restaurante. En este mismo sitio estuvo hospedada Flora Tristán por espacio de 6 días. No debemos olvidar que esta mujer, activista social de primera línea, vivió en la ciudad por espacio de unos 9 meses. Para quien quiera conocer su historia, sugiero “Peregrinaciones de una Paria”, disponible en edición de Peruanos Imprescindibles, pos unos 12 soles.









Por la noche, para ir a festejar la noche del 31 de Octubre (llamada de Halloween en Estados Unidos, y de "la música criolla" en el Perú (aunque la música criolla sólo la tocaban en un bar mexicano, porque en el resto era salsa, tecno o rock en español), salimos a las calles de la ciudad. Pero nuestra sorpresa fue enorme al darnos cuenta que las fuerzas del orden, cuando hay exceso de personas reunidas en la calle, hacen uso de un instrumento altamente efectivo: rocío de gas lacrimógeno en la calle. Con este sencillo y práctico método, pueden controlar de forma pacífica, educada y claro, bienintencionada, a la masa de jóvenes que únicamente quiere divertirse... ¿qué será de los que quieren protestar? ¿Harán uso de fórmulas más eficaces como los uniformes anti-motines y los toletes bien administrados? Vaya estados en los que vivimos.



Y finalmente, a tomar el autobús de regreso para volver a la ciudad sin sombras, desde donde preparamos el módulo siguiente de la maestría que nos ha permitido conocer esos lugares recónditos e interesantes del Perú profundo.

Hasta el próximo viaje

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