Sunday, April 22, 2007

Seis semanas en la Venezuela de los años 90. Visitas que se quedarán en la historia.

Esta pequeña muestra de fotos parecerá una sopa multicolor. Le aviso al lector que no encontrará únicamente la foto bonita, ni la artística, y por supuesto, tampoco la del retrato personal.

lo que intento hacer es un retrato hablado de lo que vieron mis ojos durante estas casi 6 semanas de recorrido por la tierra de Bolívar: unas bonitas, otras feas, unas más, discutibles, y muchas con ese sabor latino que nos hace hacer... lo que nos hace hacer.







En la calle, el hombre bailaba: su mujer, una tipa incansable, le seguía a la perfección todos los pasos. Intrigado, me puse a ver cómo hacían para estar tan sincronizados. Si miras a detalle, comprenderás. Lo mejor de todo era que el hombre pedía dindero por verlo bailar, pero cuando tú dabas algo, él te obsequiaba un bolígrafo, genial, no?




Hablar de Caracas y no hablar de Chávez sería como no haber ido. Sí, muchos le dicen loco, otros le dicen demagogo, y bueno, todos tenemos derecho a opinar. Lo que yo creo es que lo que le debe molestar de ser llamado mentalmente desequilibrado, es que lo pueden confundir con Bush, y eso sí que le dolería.

Como alguna vez lo dije en otro post: en Venezuela, o lo amas o lo odias. No existen las medias tintas. Con nuestros políticos, es difícil saber quien está en lo correcto. Lo único que les puedo decir es que es bueno formarse un criterio propio, y no adoptarlo de lo que nos quieren por fuerza hacer pensar. Como dicen por ahí, ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.

Cuando supe que iba a Venezuela, me acordé mucho de aquella canción de La Unión en la que cantaban "Maracaibo" y decía algo así como: "Si un día he de morir, que sea aqui en Maracaibo". Años y años tuve la ida de una especie de paraíso. Por no escuchar aquellas recomendaciones que dicen que cuando admires algo o a alguien, mejor nunca lo veas en vivo y quédate con su figura mental. Como en la película de Kolya en que el actor prefiere no mirar la cara de las chicas una vez que les ha visto el trasero: "para no sufrir una decepción".

Pues no hice caso y fui. El terminal es terrible, el calor impresionante y la arquitectura, insoportable, salvo por estas dos calles de la ciudad. el resto es un puerto petrolero y nada más. De no haber sido por su gente, que me trató super bien y me recomendó sitios y lugares para comer, todavía estaría pensando que perdí mi tiempo. A grandes rasgos, Maracaibo es algo así como una ciudad Kitch, en donde cada uno ha de presumir lo mucho que tiene, anque el buen gusto sea lo último que se posea.




Cuando llegamos a Trujillo y vi a esa señora tan grandota y en la punta de la montaña, no pude dejar de pensar en los transformers, esa caricatura que veía de niño, en la que había robots gigantes. Pensé que podría ser "La trans-monja", pero en la medida que nos fuimos acercando, vi que sólo era una estatua de 47 metros. Hay algo que pude comprobar: que la vigencita esa, tenía la cabeza hueca, pero que desde sus ojos se podía ver toda una panorámica de la ciudad y que si hubiese tenido un super sistema de ojos laser, seguro terminaría con las malas cosas de la ciudad lanzándoles rayos.

Después visitamos la casa del poeta, y ahí probamos un chocolate delicioso que nos ofreció su hija, tan así que le tomé una foto al envoltorio (sí, sé que me faltó la hija, pero es que está aún muy joven). Si alguien se encuentra con ese paquetito de color naranja marrón, no dejen de comprarlo y guarden uno para mí.

Pasamos también a visitar el museo de Trujillo, donde vimos la declaración de bolívar llamada "guerra a muerte", en ella dice: “Españoles y Canarios, contad con la muerte, aun siendo indiferentes, si no obráis activamente en obsequio de la libertad de América. Americanos, contad con la vida, aun cuando seáis culpables”. Creo que es algo que deberíamos aplicar a nuestro políticos: "políticos, si no hacés vuestra chamba, contad con la muerte".. el problema es que después.. dónde los pondríamos ? Son tantos...




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